sábado, 11 de septiembre de 2010

Pon tu mejor sonrisa (Tercera parte y final)


9

-Avellaneda, estoy seguro que es él, su coartada se fue a la mierda ¡lo tenemos!- dijo excitado mientras conducían hacia la brigada

-Comisario aun no están los resultados de los peritos y del examen toxicológico, es demasiada apresurada su apreciación.

-Mira el ya estaba enterado de la relación con su hija, tenían once años de diferencia, por sus gestos me di cuenta que grado de intimidad tenían, ella es menor de edad y la única persona con quien vive. Su móvil fue la rabia, lo mató a golpes y lo quemó en el horno para borrar las evidencias. El crimen ocurrió cerca de las seis de la mañana, el debió haber venido de vuelta a su casa después de cometer el delito cuando su hija se despertó. ¡Nos mintió! dijo que la última vez que lo había visto fue el día anterior.

-Comisario, esperemos los resultados de los exámenes, recuerde que ya no se puede detener a nadie por sospecha…

-Avellaneda ¡cállate!- dijo, cuando detuvo el auto en frente de la brigada – Hablare hoy mismo con los peritos. Sé que tengo la razón y esas pruebas me van a respaldar, Flores ira a la cárcel, un enfermo como el no puede estar suelto por las calles.

La joven detective se quedo en silencio, pensando quizás lo mismo que el.

Pasada unas horas en la brigada, Matus pidió con urgencia el informe del peritaje el cual indico que dentro del lugar del crimen se encontraron: restos de género que probablemente provenían de los sacos de harina; huellas no se encontraron, solo las de la víctima; algunas astillas de madera que lo más seguro es que pertenecieran al objeto con el cual golpearon a Guerra. Este debió ser un martillo o un combo; nada de símbolos, ni mensajes, lo que da cuenta que es un asesino común y no un sicópata; se encontraron muestras de cabello, uno largo de color negro y otro grueso negro que debió ser de la barba o del bigote del asesino; por último el informe indicaba que se encontró una muestra de lana de color verde en la puerta, a quien le pertenecía debió haberse enganchado en ella.

-El cabello negro debe pertenecer a Thompson, el estuvo a las dos de la mañana con el conversando, es imposible que haya sido él quien lo mató, ya que estaba durmiendo con su esposa en el momento del asesinato de Guerra…Bigote…mmm... ¡Flores! - pensó Matus ya concluyendo para sí el caso de la panadería.

10

-Felo, quédate en la panadería porfa. Tengo que ir a Valpo a ver lo del horno nuevo.

-Puta papá siempre me dejai los cachos de la panadería. Yo tengo cosas que hacer también- pensó decirle pero en realidad dijo

-Bueno papá- mientras mascaba un chicle.

Del interior de la casa aparece su madre con cara de asustada y le dice a su marido

-Manolo están los detectives en el living. Quieren hablar contigo, dicen que es urgente.

Entraron a la casa y el comisario, acompañado de Avellaneda, los saludó.

-Don Manuel, buenas tardes. ¿El señor Flores está aquí?

-Don Robert -pensó Luis Felipe

-No señor Matus, fue a dejar unos pedidos a Villa Alemana. Debe estar por llegar ¿Tiene que ver esto con la muerte del Luis?

-Solo necesitamos hacerle unas preguntas- respondió Avellaneda mientras miraba de reojo a Luis Felipe.

-Ayer fueron los funerales. Fue bonito, había harta gente –narraba la dueña de casa mientras su hijo, interpretando los gestos de la joven detective, se sacó el chicle de la boca y lo dejó en un cenicero que estaba en la meza de centro. La miro a los ojos profundamente y se fue a su pieza. Avellaneda se incomodó con la mirada y aprovechando que su jefe y los Thompson conversaban disimuladamente guardó el chicle, que serviría como una comparación de ADN entre la saliva del hijo y le pelo del padre, envolviéndolo en un boleto de micro que sacó de su bolsillo.

-Creo que ese es el Roberto- dijo Manuel al escuchar el ruido de la camioneta.

-Avellaneda, quédate con los señores mientras hablo con Flores

-Pero comisario… y el comisario salió de la casa y se dirigió hasta la camioneta. Flores aun estaba sentado frente al volante y al ver a Matus se puso muy nervioso, este acercándose a la puerta de la camioneta le dijo

-Roberto Flores, necesito que me acompañe. Usted queda detenido por el asesinato de Luis Guerra.

11

La fría sala de interrogatorios del cuartel fue el escenario del temor y el nerviosismo de Flores. No hacía más que mirar a la nada, tocar la fría meza de metal y levantar sus manos esposadas para ver moverse la cadena. El sonido de la manilla de la puerta era la señal de que su verdugo llegaría y este no venía con la mejor cara.

-Avellaneda le dijo sus derechos ¿No es cierto?

-Sí, pero aun no entiendo por qué- dijo nervioso pero desafiante

-Responder eso no es mi trabajo.

-¿Puedo fumar aca?-dijo desesperado como un ex alcohólico frente a una caña de vino

-Eso no está dentro de sus derechos -Dijo enojado y continuo

-¿Por qué lo mataste?

-Yo no lo hice

-Si está tan seguro de su inocencia dígame por qué nos mintió. La noche en que murió Guerra usted precisamente no estaba con su hija. Sí, es cierto que le ayudó a estudiar cómo nos dijo cerca de las once de la noche, pero después usted salió de su casa y no regresó hasta después de las ocho de la mañana, si es que regresó.

Flores empezó a titubear ponerse más nervioso aun y se quedó en silencio.

-Yo no tengo hijos, pero también me enfurecería si supiera que mi hija de diecisiete años está teniendo relaciones sexuales con un tipo sin pasado de veintisiete. Pero aun así, no le quitaría la vida y de la forma en que fue; Reiterados golpes en la cabeza, Cremación digno de una película basada en los relatos de Stephen King ¿Conoce a Stephen King señor Flores?

El repartidor estaba cada vez más nervioso, acumulando rabia y vergüenza. Un maldito volcán lleno de resentimiento estaba a punto de estallar.

-¿Estuvo en la panadería aquella noche?

Silencio

- ¡ESTUVO O NO ESTUVO!- dijo en un tono agresivo y fuerte

-Sí, estuve ahí en la panadería, pero no lo maté. Le dije que dejara tranquila a la Matilda ¡nada más! Era el único momento que tenía para hablar con él, pero se lo juro ¡Yo no hice na!

-Sabe señor Flores, es bueno reconocer los errores, no siga negándolo tenemos pruebas. Lo lamento pero dejaras de repartir pan por un largo tiempo, buenas noches. El comisario salió de la sala, Avellaneda se le acercó y le dijo:

-Comisario, llamó Luis Felipe Thompson

-¿El cabro chico?

-Sí, dice que tiene que decirnos algo urgente.

12

-Buenas tardes Comisario

-Buenas tardes joven –respondió Matus, riéndose por dentro al ver como estaba vestido. Luis Felipe. Llevaba puesto un impecable terno negro, camisa blanca y una corbata tan negra como su traje, estaba perfectamente peinado y su rostro estaba tan serio que parecía un verdadero agente especial del FBI.

-Señorita Avellaneda, siempre es un agrado verla pero podría dejarme solo son el señor Matus un momento por favor.

-¿Perdón?- intervino molesta Avellaneda mientras Matus evitaba una carcajada.

-Señor comisario la muerte de una persona no es algo para la risa- dijo Luis Felipe seriamente.

-Avellaneda, déjame a solas con el joven por favor.

Avellaneda irritada sale de la oficina dando un portazo a la puerta.

-Usted está culpando a una persona inocente – dijo Luis Felipe lanzando toda su artillería

-¿Perdón?

-Roberto Flores no mató a nadie.

-Muy bien ¿y cómo me pruebas tu eso?- preguntó enojado Matus, como si lo hubieran desautorizado.

Luis Felipe coloca sobre la mesa un maletín negro con clave como los que usan los marinos. Lo abre y de su interior saca una carpeta y se entrega a Matus

-Ahí está todo detalladamente

Matus ojea el informe perfectamente redactado, y ve que hay declaraciones, fotografías, pruebas, etc. Lo deja sobre la mesa, lo apunta y luego le pregunta extrañado

-¿Qué es esto?

-Un informe

-No, si sé que es un informe pero…

-Me dedique a hacerles unas preguntas a los de la panadería antes d que ustedes llegaran. Si no me cree traje mi grabadora con las declaraciones- dijo Luis Felipe entregándole la grabadora- además creo que sus peritos no hicieron muy bien su pega

-A que te refieres pendejo

-Tomé – Luis Felipe sacó del maletín una pequeña bolsa hermética con algo en su interior.

-¿Qué es esto?

-A sus años en esta institución debería reconocer una pieza dental, no cree

-Habla

-Lo encontré cerca del horno industrial la noche siguiente del crimen. También tomé unas fotografías para respaldarme. Un amigo que estudia odontología en la Valparaíso, que ya está por titularse revisó la pieza. El resultado, ese trozo de diente aun conservaba esmalte, o sea estaba hace muy poco tiempo ahí. Para ser más específicos la noche del asesinato su dueño lo perdió. ¿Quizás alguien intento defenderse de que lo mataran, no cree?

-Flores no estaba en su casa cuando ocurrió el asesinato

-Tampoco estaba en la panadería. Ninguno de sus compañeros nos entrevistó ni a mi mamá ni a mí y justamente nosotros dos escuchamos una camioneta estacionarse en la calle de en frente mientras veíamos tele en el living, esa camioneta se fue rápidamente una media hora después, cerca de las 00:45. ¿No ha pensado en la posibilidad de que Flores tenga una pareja señor comisario? Quizás ahí pasó la noche.

Matus comenzó a inquietarse. No sabía cómo reaccionar. Mientras más veía las pruebas, el informe y el pedazo de diente más le sudaban las manos.

-Me queda aun algo mas- dijo Luis Felipe pasando un periódico- Lealo en voz alta por favor

-¿Roberto Ampuero? Que tiene que ver este diario

-De vuelta la página. En la crónica roja

Desesperado, da vuelta la página y lee

Brutal asesinato en Chuqui, la víctima un ingeniero comercial de 34 años fue golpeado y posteriormente calcinado en un caldera. El asesino identificado como José Alfaro Reyes escapó del lugar donde lo tenían en prisión preventiva. Investigaciones y la policía no han frenado la búsqueda del prófugo.

-¿Le recuerda algo?

-Modus operandi idénticos –pensó Matus

-Freddy Gómez Asenjo, ese es el hombre que busca- y le entregó la billetera que se le había caído hace un par de días- Busque ahí hay cosas interesantes como un carnet de identidad falso, una fotografía de una joven muy bonita y una foto de él con su sonrisa reluciente.

-Váyase inmediatamente de la brigada. Ningún niño jugando al detective me va a decir si hago o no bien mi trabajo. Lo que acabas de hacer niñito es ilegal. ¡Flores ira si o si a la cárcel! Ándate antes que te detenga por obstrucción a la justicia.

-Si yo fuera usted iría a revisar las muestras de cabello y el diente inmediatamente, espere los informes y verá que tengo la razón y va en usted si cumple con su deber o solo deja contentos a la prensa y sus superiores dejando adentro al primero que pilla. Le dejo todo señor y también dejo todo en sus manos usted tiene el poder para hacerlo. Adiós señor comisario y espero que tome la mejor opción.

-¡VAYASE!

Luis Felipe al retirarse se encuentra con Avellaneda quien entró a la sala al escuchar el grito y pregunta extrañada

-¿Qué pasó comisario?

-Nada

- Comisario, los forenses tienen el examen toxicológico, el otro cabello corresponde al señor Thompson, lo comparamos con la saliva de su hijo que estaba en el chicle. ¿Qué son todas estas cosas en la mesa?

-Nada Avellaneda. Nada

13

Son casi las 22.00 hrs, Freddy está en su casa viendo un reality show, esos programas son perfectos para desconectar la mente y no pensar en nada más que en el cuerpo que de joven modelo que se está duchando ante todo el país. Le sudan las manos y mira obsesivamente el reloj de su pared. Va a la cocina y se sirve un vaso pequeño de Ron Caribean (destilado en Quilpué) y lo bebe de un solo sorbo. Vuelve al televisor, los tipos compiten y su mente está en blanco. Esta desconexión con la realidad se ve interrumpida por la bocina de un auto. Freddy se acerca a la ventana - ¿La camioneta del Roberto?- se preguntó a sí mismo. Abrió la puerta y el vehículo le respondió con otro toque de bocina. Se abre la puerta de la camioneta y alguien desciende de ella

-¡Roberto saliste!- dijo Freddy al ver a Flores bajarse de la camioneta.

-Siempre supe que tu no había hecho nah ¿Cuándo te soltaron?

-En la mañana, vamos a tomarnos unas chelitas con unas minitas al Sirena’s y ahí te cuento.

-No es malo- dijo con una risa picarona- vamos po.

Freddy apagó las luces y el televisor de su casa y subió al auto con él.

-oye, oye pero el Sirena’s que pal otro lao po.

-Primero vamos a comprar algo pa la mente, tengo una mano nueva.

Flores se dirigió hacia el sector norte de El Belloto y estacionó su vehículo en un lugar cerca del cerro. Un terreno baldío que solo se ilumina con la luz de la luna y un foco viejo que parpadea a lo lejos.

-¿Aquí?- pregunto Gómez.

-Si aquí ya deben estar por llegar.

Esa noche el frio era más molesto que de costumbre, solo un cigarrillo los abrigaba, Flores le contaba mientras fumaban de cómo los ineficientes tiras lo tuvieron todo el día detenido, el hacía que escuchaba con atención, pero algo lo inquietaba, sentía miedo hasta de los grillos que también conversaban de su vida aquella noche, aun le sudaban las manos. Luego vieron acercar un automóvil.

Llegaron- Dijo Flores sonriente

Freddy ve la silueta de una mujer bajándose y la de un hombre gordo.

¿Qué esta pasando?- pregunto asustado Freddy

-Nada pendejo culiao. Y le dio un golpe seco en la cara que lo dejó tirado en el suelo.

-¡Que te pasa huevón!- grito desesperado

-¿Buenas noches señor Gómez o debería decir Alfaro?- Dijo Matus acercándose a ellos alumbrándole la cara con una linterna.

Freddy intento huir pero fue detenido por Flores quien lo redujo tomándolo por los brazos.

-No sé de qué me habla- dijo tiritando

-No se haga el ingenuo. lo sabemos todo Alfaro- dijo Avellaneda con una voz entre autoritaria y sensual.

-¿Por qué lo mataste?- pregunto Matus con un tono que rosaba el grito.

-Yo no he matado a nadie.

-y que hay de Luis Guerra y Cristóbal Fuentes, ambos golpeados y calcinados en distintas regiones del país.

-¡Yo no lo hice, no tienen pruebas!

-Oh si las tenemos, todo te culpa Alfaro, nada conseguiste con haberte cortado el cabello y usar esos lentes de contacto y huir hasta esta ciudad que casi nadie de otras regiones conoce.

Gómez, perdón Alfaro miraba el suelo en silencio, no paraba de tiritar.

-y menos con esa picante identificación falsa que tenías en tu billetera, a un guardia de bar lo engañabas pero a nosotros no. para la otra, un consejo, fíjate donde dejas tus cosas personales pueden caer en manos equivocadas.

Alfaro empujo a flores y lo hizo caer pero fue apuntado por las armas de Matus y Avellaneda

-¡Confiesa!

-El Luis me reconoció, sabía que había matado a ese tipo que no había querido pagarme el finiquito ni a mí ni a mis compañeros. Trabajábamos juntos en un minera, el perdió la pega y se fue. Ese viejo nos cagó a todos y lo mate, lo metí a esa caldera porque no se merecía más. Cuando llegó el Luis a la panadería los primeros días me miró raro hasta que me reconoció hace poco, me encaró y me dijo que me iba a entregar a la policía si es que…

-¡si es que qué!

-Si no dejaba tranquila a la Matilda.

-¡Te mató huevón!- dijo Flores

-Yo la quería… ¡de verdad! Pero ese maricón se me adelantó. Entonces esa noche entre a la panadería sabiendo que el Roberto iba ir a encararlo, lo agarré a palos en la nuca y lo metí al horno para que no quedara huella alguna…

-Suficiente, no quiero ir más. Matus espósalo- dijo Avellaneda con un tono de voz que jamás se le había escuchado y Matus no le quedó otra que hacerlo.

domingo, 29 de agosto de 2010

Pon tu mejor sonrisa (Segunda parte)



5

Al día siguiente, a las nueve y media de la mañana puntualmente llega Avellaneda con la transcripción de del interrogatorio a la oficina de Matus.

Matus los recibe sin dar ni siquiera las gracias

-Te puedes retirar- dijo y comenzó a leer.

Carmen Gloria Fuentes, 55 años, Cajera. Relación con la víctima: compañeros de trabajo.

“Yo conocí al Luis hace dos años cuando vino a pedir trabajo, dijo que venía del norte y necesitaba plata, era buen cabro y muy caballero también… tranquilito… sí, siempre tomaba los turnos de noche, no sé por qué, quizás le acomodaba mas, quien sabe… no se merecía lo que le pasó y menos de esa forma tan… tan… no se… ¿Cómo? No se ná de eso que me pregunta ”

Freddy Gómez Asenjo, 25 años, Pioneta. Relación con la víctima: Compañero de trabajo y amigo.

“Con el Luis nos queriamo caleta, los sábados siempre íbamos a jugar pool allá en la calle Blanco al lado del Dream House ...la última vez que lo vi fue esa tarde cuando llego tomar el turno… ¿de ánimo?... normal como todos los días no ma… No sé si tenía alguna relación con alguien pero los hocicones andaban diciendo que él tenía algo con una niña mucho mah chica que él… No, nunca tuvo atados con nadie aquí, era piolita… Esa noche estuve en mi casa descansando el día anterior tuvimos un día muy pesao”

Pedro López Martínez, 60 años, Panadero. Relación con la víctima: Compañero de trabajo y amigo cercano

“Yo quería mucho a ese cabro, era como bien pa adentro eso si, no contaba mucho sus cosas, conversaba conmigo arto eso si… la última vez que lo vi fue cuando nos topamos cuando cambiábamos de turno… discúlpeme es complicao pa mi hablar. Aun pueo ver… ay señor… está bien… Sí, es cierto, él tenía una relación de varios meses con una chiquilla joven… La hija del Roberto, el que reparte el pan en la camioneta, no quería que nadie lo supiera y menos él pues que es bien impulsivo… ¿esa noche? Estuve con mi mujer hasta que aproximadamente las cinco ma o meno, luego me duche y me vine a trabajar… nunca pensé que… que… lo siento… no puedo quitarme esa imagen de la cabeza…

Roberto Flores Gallardo; 47 años, repartidor. Relación con la víctima: compañero de trabajo.

“Algo escondía ese cabro, me daba muy mala espina, como que miraba desconfiao siempre, igual no se merecía lo que le pasó… esa noche estuve en mi casa… vivo solo con mi hija, mi señora murió hace tiempo… ¿ella? 17 está por salir ya… esa noche la ayude a estudiar para una prueba que tenía… la última vez que lo vi fue el día anterior a su… no lo veía mucho nunca nos topábamos en los horarios… a veces lo veía en la mañana… ¿algún problema personal con él? No ninguno… los cahuines vuelan parece señorita… sí, yo se que ellos tenían un relación…Noooo, a mí nunca me gusto… no, ellos no sabían que yo sabía…mire, no sé si usted es mamá y tampoco me interesa, pero creo que un tipo de veintiséis años debería estar con una niña…

Manuel Thompson Urrutia, 52 años, Dueño de la panadería Quilpué; relación con la víctima: Empleador.

“El llego a trabajar aquí hace como dos años, venía del norte y le di el trabajo porque se notaba que necesitaba la pega… No, nunca falto al trabajo… Bueno esa noche estuve acá en mi casa con mi mujer desperté cuando sentimos el olor y Pedro nos fue a avisar… la última vez que lo vi fue esa misma noche, como a las dos de la mañana mas menos , siempre me acuesto como a esa hora, tengo que ver que todo está bien, aparte él quería hablar conmigo… solo un asunto monetario, quería que le adelantara algo del sueldo, dijo que este mes había quedado corto de plata… si se que nos son horas para hablar esos temas, pero supongo que era para que nadie supiera que estaba mal de plata… no sé, no soy detective… es una lástima lo que le paso… era joven… una vez me contó que le gustaría estudiar… eso nunca me lo dijo, pero le gustaba leer… no tenía idea de esa relación, bueno la niña siempre venía para acá, yo pensé que era para ver a su papá… no, jamás le conocí familia…

6

Luego de leer las declaraciones en su oficina, de aburrido sacó un trozo de papel con el cual pretendía hacer un origami pero fue interrumpido por el sonido del teléfono.

-Aló - contesto Matus

-Comisario, el doctor Lazcano acaba de llegar con su informe – dijo la chillona voz de la secretaria.

-Ok Tatiana, voy altiro- colgó el teléfono y salió de su oficina.

Lazcano, es médico forense. Un tipo de estatura media, un tanto metrosexual y amanerado. Es tan fino y correcto que llega ser insoportable. Para él también era una lata tratar con Matus ya que detestaba su mal gusto, su ponchera, sus corbatas mal puestas y mal confinadas, detestaba su pelo largo, su barba y sus patillas de los años sesenta. En cambio para el Avellaneda era lo máximo, le encantaban sus pañuelos al cuello, su elegancia sencilla. Por como la miraba se notaba que no era homosexual y a la detective le cargaba eso. Desde que egresó, hace muy poco de hecho, sus compañeros no paran de mirarla y no es para menos. Avellaneda tiene un cuerpo privilegiado, unos ojos oscuros profundos y una sonrisa de comercial de pasta dental, no ocupa mucho maquillaje y le encantan usar blusas escotadas que hacen lucir mucho más su largo cuello y su colección de lunares en el pecho. A Matus le desagrada tanto la “niña matea” del equipo que no le provoca nada.

-Matus te estaba esperando –dice irónicamente y este le responde con una cara de “no me weis”

-Señorita Avellaneda, cada día más linda - y la saluda con un beso en la cara

-Lazcano, cada día más jote.- Y le sonríe sarcásticamente

Matus esboza una sonrisa y evita que sea vista por Avellaneda

-Trajiste el informe o viniste solo a ver a Avellaneda.

-Ambas cosas jjajaja – rió solo como si él no más hubiera entendido el chiste y continúo.

-Poniéndonos serios y para decir verdad nos costó arto. El estado en que se encontraba el cuerpo no nos ayudó mucho, tenía el noventaiocho porciento de cuerpo quemado, pero bueno, esto fue lo que encontramos: se calcula que fue asesinado entre las cuatro y media y las cinco y media de la madrugada, falleció producto de reiterados golpes en la cabeza con algún objeto contundente. Se encontraron bastantes hematomas en la cabeza y el cráneo roto. También se encontró en sus manos rastros que nos indican que se defendió con los puños. Se pude inferir que lo arrastró por el lugar, quizás con qué intención, se estima que luego se aquello metió a Luis Guerra en ese horno. El examen toxicológico nos dirá si hay indicios ninguna sustancia extraña.

- ¿algún rastro de pelo, tela, qué sé yo?

-No, y si es que hubo algo el fuego se encargó de eliminarlo.

-hijo de puta- murmuró

-¿Quién fue a reconocer el cuerpo?- intervino Avellaneda

A la pregunta de Avellaneda, Lazcano buscando el papel dentro de la carpeta, respondió

- Fue su hermano, el señor… -leyendo- René Guerra Mardones, su hermano.

- ¿Del Norte?- pregunto Matus confundido.

-No, de Quillota. Nos contó que vivía ahí antes de que él se fuera a trabajar en una mina en el norte. Luego, no sé porque, llegó a Quilpué a buscar pega.

-Comisario, antes de que se me olvide – interrumpió Avellaneda ignorando la cara de baboso del médico que la seguía con la vista- Con los demás hicimos unas preguntas a los vecinos de Guerra.

-¿y?

-Pocos lo conocían, lo veían solo cuando tenía los turnos de día, pero al igual que sus compañeros de trabajo decían que es un hombre reservado. Solo una señora de edad manifestó que un día lo vio muy cercano a una joven escolar.

-le gustaba el pasto tierno –dijo desubicadamente Lazcano y nuevamente rió solo.

-La hija de Flores, no hay duda- pensó Matus y luego se dirigiéndose al médico dijo

-Lo siento Lazcano pero nosotros nos vamos.

-¿A la casa de la menor?- preguntó Avellaneda

Matus asintió con la cabeza con una cara burlona y luego hizo un gesto queriendo decir pobrecita o quizás una palabra peor.

7

La panadería volvió a abrir sus puertas al público y todo fluía como si nada hubiera pasado. Pasó casi a ser un tema tabú entre los trabajadores. La única que no para de cotorrear con las clientas sobre el tema era Carmen Gloria, quien ya había distorsionado todos los hechos.

-Pero señora, si así fue, lo descuartizaron y lo metieron en ese horno. Uuuuuuuy terrible…Pa mi que fue uno de estos viejos que le tenía mala… No si ahora una no se puede confiar de nadie oye, te das vuelta y te entierran el puñal o te meten al horno jajajaja – comentaba con las señoras que iban a comprar su pan para el desayuno.

Estos comentarios lo único que hacían era solo alejar mas la clientela, lo que tenía enfermo a Don Manuel. Incluso la gente ha dicho que se niega a comer pan con “fiambre”. Casi toda la Cuidad se alborotó con el cruento hecho delictual y mas con el hecho de que aun no encuentran a infeliz que quemó vivo a Luis.

-¡Wena chascón! – Le dijo el pioneta al ver a luis Felipe saliendo de la panadería

-Hola Freddy ¿Cómo estay?

-Aquí ya más tranquilo ya. Igual me he acordao caleta del loquito. Ha sido cuatico lo que ha pasao, yo cacho que pa todos.

- y no es pa menos po huevón.

- era re tela el Luchito…- se notó un poco de melancolía en su rostro y Luis Felipe puso su mano en su hombro a modo de consuelo.

-Y vo ¿pa onde vay?¿A ver una minita?

-No pasa, si toy mas solo que…

- Oye y viste a la rati. Ta más o menos ¿sí o no? ta pa hacerla tira jajajaja

Ambos rieron y Freddy sin vergüenza sonrió. Su dentadura no era la mejor cuidada, se notaba que fumaba demasiado, incluso le faltaba un pedazo pequeño de una de sus paletas. Su alegría fue interrumpida por la bocina de la camioneta que manejaba Roberto Flores.

-ya déjense de comadrear. Y vo Freddy súbete al tiro que estamos atrasados- Dijo gritando desde la camioneta.

Roberto Flores tiene un tono de voz bastante ronco y carraspeado, es calvo y de cuerpo macizo. Un uno de sus anchos brazos se puede apreciar un gran dragón tatuado. En su cara tiene un gran bigote tipo mexicano, ojos achinados y una pequeña argolla dorada en su oreja.

-Ya voy Don Robert- le gritó

-Chau compañero tenga cuidao- despidiéndose de Luis Felipe

-¡¡Ya po Freddy oh!!- Gritó nuevamente apurando al pioneta y este corrió a subirse, una vez adentro desaparecieron entre las calles. Luis Felipe se acercó donde estaba la camioneta y notó que a Freddy se le había caído la billetera.

-Después se la pasaré… pensó

Iba retomar su rumbo y de la nada apareció su mamá con una caja llena de diarios viejos.

-Felito, anda botarme estas cuestiones al contenedor de la esquina porfa. Dijo en un tono dulce y Luis Felipe hizo caso un la cara llena de risa.

El caso tenía tan ocupada su cabeza haciéndose preguntas y más preguntas. Reconstruyendo la escena una y otra vez en su imaginación. Sumado a esto la presión que tenía por tener un buen resultado en la PSU que estaba pronto a dar, Luis Felipe no se dio cuenta que estaba cruzando con rojo y raudamente cruzó el paso de cebra para no ser atropellado por un auto que tocaba la bocina, tropezándose con la berma al llegar a la veredera. Cayó al suelo y los diarios quedaron desparramados por todo el lugar. Los recogió reclamando y se detuvo en un Mercurio que traía un reportaje sobre Roberto Ampuero, autor que no lo encontraba tan espectacular como la prensa lo pintaba pero lo entretenía. Lo apartó de los demás y dejó los otros en el container.

Sintió una vibración en su bolsillo, sacó su celular y lo contestó.

-Aló Diego, sí, si voy para allá. Tuve un pequeño inconveniente.

8

-Esta es la casa de Flores ¿Esta en la panadería no es cierto?

-Sí comisario y la niña debe estar en la casa, sus clases terminaron hace más de una hora- dijo Avellaneda.

-Perfecto.

Ambos se bajaron de su auto gris y se dirigieron camino a la casa de Flores. Era una casa de ladrillos, sin reja, de esas que entrega el gobierno. Se notaba que tenía sus años y que a Flores o a ella le gustaban las plantas, ya que el ante jardín estaba lleno de estas. Un quiltro, seguramente de algún vecino no paraba de ladrarle a Matus y en la casa de al lado una anciana tiene a todo volumen su televisor viendo su teleserie brasileña de la hora de almuerzo. Tocaron el timbre y la niña se asomó por la ventana, mostrándose asustada. Luego abrió la puerta.

-Muy buenas tardes, estamos buscando a la señorita Matilda Flores.

-Soy yo ¿que necesitan?- pregunto asustada

-Somos de investigaciones, solo queremos hacerle unas preguntas acerca de Luis Guerra ¿Lo conoce?

Matilda no respondió y su cara demostraba incomodidad.

-Es muy importante su declaración, nos servirá para esclarecer la muerte de Luis.- Dijo Avellaneda en un tono que le transmitió toda la confianza necesaria para hacerlos pasar. Una vez sentados en el living de la casa la joven dijo

-No sé en que pueda ayudarlos, de verdad. ¿Qué es lo que quieren saber?

-Qué tipo de relación tenía con él, por ejemplo- Dijo Matus fríamente

-¿Qué?

-Sabemos que debe ser difícil para ti todo esto, pero tú nos puedes ayudar a llegar a algunas respuestas.

Matilda se quedó pegada mirando el piso y su rostro comenzó a entristecer y poniéndose ambas manos en la cara comenzó a llorar.

-El Luis no le hacía mal nadie…- dijo entre sollozos y continuó llorando

Avellaneda se dirigió a la cocina y le trajo un vazo un agua, se lo tomó rápidamente. Pasaron aproximadamente diez minutos, Matilda se tranquilizó y accedió a colaborar con la investigación.

-Sí, era un poco mayor que yo- dijo la joven.

-¿Diez años es poco señorita?- preguntó el comisario totalmente insensible

A Avellaneda le molestó el comentario, le dio un codazo y lo miró con cara una cara que a cualquiera le darían ganas de salir corriendo.

-¡y eso a usted que le importa!- grito enojada la escolar y Matus continuo

-¿Hace cuanto tiempo estaban juntos?

-Hace un año y medio más o menos

- y cómo lo conociste

- Lo conocí un día que fui a dejarle el almuerzo a mi papa, y mientras lo esperaba se me acercó y empezamos a conversar. Luego nos seguimos viendo en secreto casi todos los días, comenzamos a salir, ya a los tres meses de estar juntos decidió tomar los turnos de noche para estar conmigo en la tarde, aparte que para que mi papa no se diera cuenta de que estábamos juntos- cerró los ojos y dio un gran suspiro y comenzó a llorar en silencio.

-¿Intimaron?

Matilda comenzó a llorar mas fuerte irritada y entre sollozos contestó

-El jamás me obligo a hacer nada que yo no quisiera, siempre me respetó.

-Una última pregunta ¿A qué hora llega tu papá más o menos?

-Mi papá… depende. A veces llega temprano, a veces más tarde y a veces ni llega ¿Por qué, pasa algo con él?

Avellaneda ignoró la pregunta de Matilda y preguntó- y el lunes en la noche ¿llegó?

-Sí pero salió en la noche como a las once después de ayudarme a estudiar para una prueba. Me quede chateando un rato hasta que me dio sueño y me fui a acostar, aun no había llegado a esa hora.

- y a qué hora te levantaste el día siguiente

- Un cuarto para las siete más o menos. Como a esa hora me levanto para ir al colegio. Él no estaba en su cama, pero estaba deshecha.

-¿Y tu papá como a qué hora se va a la pega regularmente?

-como a las ocho más o menos ¿por qué tanta pregunta?


Continuará...

domingo, 22 de agosto de 2010

Pon tu mejor sonrisa (Primera parte)


“Me interesa saber que se esconde tras las limpias fachadas, tras los visillos de las casas, explorar los recovecos tortuosos de la existencia. Soy como un detective que destapa lo que los demás ocultan. Y es que este mundo de hoy no es un lugar tan maravilloso como dicen. No es el sueño más brillante”.

David Lynch

1

-Me deja aquí por favor, en la panadería.

Son las seis de la mañana y el vehículo se detuvo dejando a Don Pedro en las afueras de su lugar de trabajo, la panadería Quilpué, ubicada cerca del centro de aquella ciudad. Era un amanecer como todos los días. Los gorriones empezaban a trinar, los buses del terminal que queda ubicado casi al frente iban camino a Santiago, el cielo estaba cubierto de nubes y el sol de a poco empezaba a sacar las tinieblas de la noche.

Abre el portón. Siente un olor asqueroso e indescriptible entre pan y carne quemada. Siguiendo el olor se dirige a la amasandería, al abrir a puerta lo recibe una humareda terrible que le dificultaba la visión.

-Que mierda pasa aquí… apuesto que al Lucho se le quedo el horno prendió otra vez.

Se acerca al horno con desconfianza y con las manos temblorosas. Abre la puerta lentamente, al abrirla como una llamarada se siente golpeado por una nube de humo toxico y un calor infernal. El humo se disipa y ve algo que lo deja perplejo, sin aire… el cuerpo de su compañero sobre el pan quemándose dentro del horno industrial. Lo observa aterrado, aun no lo cree, no cree que aquel cuerpo rostizado es su amigo Luis. Intenta gritar y no puede. Toma una decisión.

Sale de la panadería y se dirige a la casa de su jefe, Manuel Thompson quien vive en la casa de al lado. Empieza a pegarle patadas a la puerta desesperado mientras grita

-¡Don Manuel! ¡Don Manueeeel!!!- mientras seguía golpeando- ¡Don Manuel!

Don Manuel abre la puerta y lo hace pasar. Estaba su esposa y su hijo también en el living quienes habían despertado a causa del olor. Todos lo miraban esperando una respuesta.

-Pedro ¿qué pasó?- preguntó seguro tratando de esconder su temor

-Don Manuel…. el Lucho ¡esta muerto adentro del horno!

Las caras de los presentes se deformaron de tal manera que ninguno pudo hablar, el espanto silencioso se apodero del living de los Thompson… quedando todos absortos ante tan cruenta noticia.

2

La panadería de los Thompson se vio repleta de gente mirando curiosa la cinta plástica amarilla con la leyenda “No pasar, escena del crimen” y también de detectives de la Policía de investigaciones que intentaban recoger la mayor cantidad de antecedentes.

-Avellaneda, ahí viene Matus.

El Vehiculo del Comisario Matus se acercaba al lugar de los hechos con la radio a todo volumen escuchando “Love two times” de The Doors. Al momento de estacionarse no ve a Avellaneda y casi le tira el auto encima. El comisario hizo caso omiso a su acto y apagando la radio se bajó del auto dirigiéndose al lugar de los hechos.

La joven detective un poco irritada lo siguió para entregarle la información que habían recolectado.

-Comisario, la policía civil ya retiró el cuerpo, correspondía a Luis Antonio Guerra Mardones, se desenvolvía como panadero en el turno nocturno que va desde las ocho de la noche hasta las ocho de la mañana, información que se me fue entregada por el señor Manuel Thompson Urrutia, dueño del negocio y de la propiedad que esta paralela a esta, donde reside. Se presume que falleció antes de las seis de la mañana, se lo llevaron con destino al instituto médico legal donde se redactara el informe forense que nos puede aportar nuevos datos… ¿Por qué la demora Comisario?-

Matus se detuvo.

-¿Perdon niña?... ¿Cuál es tu apellido?

-Avellaneda- respondió

-Señorita Avellaneda, limítese sólo a entregarme información.

-Lo siento comisario- dijo no disimulando su rabia y frustración y continúo.

-Los peritos acaban de terminar de revisar el lugar de los hechos, obviamente aun no tenemos aun esos datos, pero mañana sin falta tendremos más información. Por lo que nos respondió la gente que pudimos interrogar se trata de un hombre joven, de edad aproximadamente veinticinco años, trabajaba hace no más de dos años acá, se presumía que era soltero y varios compañeros de trabajo nos dijeron que era un tipo bastante “especial”.

-¿En qué sentido?

-Era muy alegre pero no compartía mucho con sus compañeros de trabajo, solo un tal Pedro.

-Y ese tal Pedro donde está.

-En su casa. Es una persona de edad y tuvo problemas de presión, fue él el que encontró el cuerpo.

-Mañana hablaremos con el viejo ¿Algo más?

-Sí, un dato importante. El señor Guerra solo tomaba turnos nocturnos, solo en un principio trabajo de día.

3

El hijo de Manuel Thompson, Luis Felipe, al saber que al lado de su casa, en la panadería de su familia había ocurrido un hecho delictual más que asustarlo lo motivó a llevar a cabo su propia investigación. Este muchacho flaco, chascón y cuatro ojos intentó postular a la escuela de investigaciones y no quedó seleccionado debido a que reprobó el test psicológico y también el físico. Como premio de consuelo intentó postular a la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso pero su resultado en la Prueba de Selección Universitaria no fue el esperado y quedó en lista de espera (lista que no corrió por supuesto) En estos momentos se está preparando para dar la prueba nuevamente, sumergido entre facsímiles del Mercurio y leyendo novelas policiales.

Luis Felipe es fanático de los crímenes de ficción. Desde que en octavo básico tuvo que leer “las aventuras de Sherlock Holmes” sintió complicidad con el género. Luego conoció a August Dupin, Hércules Poirot, Jules Maigret, Perry Mason y a Heredia en libros. Alucinó con Twin Peaks, El Detective Conan, CSI, Law and order y Dexter en la televisión. Por Twin Peaks llegó al oscuro y perverso mundo de David Lynch y cuando vio Blue Velvet terminó de definir su vocación. Con ese revoltijo de detectives, asesinos, mujeres fatales, gánsteres y crímenes este investigador frustrado heredó un pensamiento analítico increíble, una habilidad para interpretar los gestos de las personas y una frialdad para desconfiar de casi todo el mundo.

Este muchacho disimuladamente interrogo a varios compañeros de trabajo de la víctima con preguntas mucho más útiles que las que hizo Avellaneda y sus compañeros. Las cuales, sin que los entrevistados se dieran cuenta, dejó registradas las declaraciones en un grabadora de mano que le habían regalado por si la lista de espera de la universidad corría. También tomó algunos datos importantes los anotaba en una pequeña libreta con la imagen de Víctor Jara que siempre llevaba con él.

4

-Señor Thompson, los peritos ya revisaron el lugar, pero volveremos mañana temprano. Necesito que por favor nos entregue una nomina con el nombre de todos sus trabajadores.

-Sí, sí tengo una la traigo al tiro – respondió Don Manuel un poco nervioso por la situación.

-Avellaneda, acompaña al señor por favor.

Avellaneda no con su mejor cara siguió al dueño de la panadería a su oficina, en ese intertanto se dio cuenta que Luis Felipe estaba en el pasillo escuchándolo todo

-Señorita me espera aquí por favor- dijo Don Manuel

Y Avellaneda se quedo en el pasillo, con Luis Felipe se miraron fijamente y él le regalo una sonrisa. La detective hizo caso omiso y al llegar Thompson se retiró.

-Pendejos, cada vez más babosos – pensó molesta luego de ver la cara de Luis Felipe. Nunca se le pasó por su cabeza que ese pendejo baboso se les había adelantado y ya tenía una fotocopia con la misma nomina.

***

Ya anocheció. Los policías hace bastante rato que se fueron del lugar y Luis Felipe estaba en sentado en su escritorio escuchando atentamente las grabaciones. Luego anota lo más importante de la declaración junto con el nombre del entrevistado que sacó de la nomina.

Da vueltas en su silla y bebe un sorbo de café en su jarro del FBI. Se levanta y pone un compilado de jazz en su computador.

Saca de una bolsa de farmacia unos guantes de hule y se los coloco como si fuera a poner una inyección, se vistió completamente de negro, tomó su mochila y casi pegado a la pared entró a la pieza de sus padres sin que estos se despertaran. Abrió lentamente la puerta de la oficina de Manuel Thompson (que estaba dentro de la pieza y esta daba hacia la panadería). Logra pasar sin ningún inconveniente y luego salió de la casa. Saca de su mochila su linterna y su cámara fotográfica y se adentra al lugar de los hechos.

La panadería de noche es un lugar tétrico, digno de un cuento de Quiroga. Solo ve sacos de harina y las maquinas que se ven horrible con poca luz, aun se sentía la angustia y la desesperación en el lugar, el aire estaba tenso y había un frio desértico. Con su cámara saca fotografías a cada rincón y luego deja su linterna en suelo, apuntando la luz hacia el techo obteniendo la iluminación perfecta. La linterna comienza a parpadear y eso le recordó a mas de una película. Sin vacilar abre la puerta del horno rápidamente, aun se sentía el olor a muerte, se acerca de a poco y encuentra algo que la PDI con todo su peritaje no pudo hallar y lo guarda en una bolsa hermética. De repente la luz de su linterna parpadea y luego se apaga, volviendo las tinieblas a reinar.

miércoles, 21 de julio de 2010

La Venus de los Pañuelos



"Se acabó porque ya está secado tu blue jeans"
Manuel García


Ni te lo imaginas

Un holograma con tu silueta me visita cada media hora

Me viene a sacar las zapatillas y esconderlas en algún rincón de mi cuarto

Ahí estas sonriéndome como siempre

De pie

Con un pañuelo envolviéndote el cuello

Esos labios que desafían mi cordura nuevamente se aparecen

frente a mi cama

Sonriéndome

Mirándome de lejos, desde el lugar que tu elegiste

Mis ojos penetran en los tuyos violentamente

Y tú te mueves despacio de un lado para otro esquivando el filo de mi mirada

Me acerco a ti

Beso tu rostro lentamente

Y tú me abrazas haciendo círculos en la espalda

Acaricio tu cintura

Y tus dedos comienzan a jugar con mi pelo

Mi mirada busca la tuya

Tú la evitas, huyes como si estuvieras frente a una bestia

Te cubres de con tus pañuelos

El rostro, las manos, las piernas

Y de pronto mi cuarto se inunda de estos

De tiras de telas de infinitos colores

Que rodean mi cuerpo mientras tú sombra desaparece lentamente

Siento la seda acariciando mi cara

Me abraza con tu mismo calor

Con tu mismo color

Te vas de mi cuarto rodeada de pañuelos

Como si una bandada de gorriones te siguiera y te llevara a tu planeta

Me quedo solo

Por mi mejilla cae una lágrima de color violeta

Y en mis manos cae aquel atrapa sueños

Que rosaba tu cuello.